lunes, 8 de abril de 2013

SOBRE LA ABSTRACCIÓN

abstracción.
(Del lat. abstractĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de abstraer o abstraerse.

...de uno mismo a la hora de crear una historia, se entiende. Lo que viene a ser que nuestros personajes y sus circunstancias sean lo más alejados de nosotros y nuestras circunstancias y no el reflejo de nuestras fantasias.
 
Hace no mucho tiempo participé en un interesante debate en el que un escritor de sexo masculino decía que las mujeres éramos incapaces de hacer abstracción. Que todas nuestras heroínas eran álter egos nuestros y que nuestras historias eran reflejos de nuestras fantasías. Ni qué decir tiene que las historias escritas por hombres eran todo lo contrario, reflejo puro de abstracción. Ningún personaje creado por hombre es la fantasía de su autor y tras ellos no se pueden ver las frustraciones de ningún autor calvo y barrigudo... (imaginadme haciendo girar los ojos y bufando). Cuando me imagino a esos héroes creados por hombres, implacables galanes que matan con una mano a un centenar y ligan a una mujer espectacular y de cartón-piedra con la otra y sin despeinarse, mientras resuelven un enigma que nadie logró desentrañar en milenios... claro, eso no es una fantasía típica masculina.
 
Yo no digo que todos los hombres piensen así, pero es cierto que hay cierta tendencia a suponer que las mujeres reflejamos más por escrito nuestras fantasías que ellos, como si nuestra literatura fuera menos seria, en cierta medida.
 
Quizá sí es cierto que las mujeres nos implicamos más en nuestros escritos. ¿En qué se nota? En general nuestros personajes piensan más. Parecerá absurdo, pero tomad obras escritas por hombres y obras escritas por mujeres y en general las partes dedicadas a pensamientos y acciones no tienen el mismo peso en ambas.
 
Decir que no hacemos abstracción es tanto como decir que todo lo que piensan nuestros personajes lo pensamos también nosotras, es absurdo. En todo caso, siempre tienen pequeñas cosas nuestras, como los personajes creados por hombres.
 
En definitiva, se ve que el tipo ha leído poco o nada escrito por mujeres... o quizás no nos conoce en absoluto.
 
Nota mental: crear a nuestros personajes a nuestra imagen y semejanza no es recomendable. Como todo, es algo que se aprende con el tiempo, aunque todos tengan algo nuestro. Todos, hasta los malos,  lo tienen. Cómo duele reconocerlo.

2 comentarios:

  1. Desde luego ese tipo no ha leído mucho escrito por mujeres, que se pase por mi blog y lea el relato del corresponsal de guerra contado en primera persona, como muestra un botón :)

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  2. Lo mejor es que si lees lo suyo te das cuenta de que habla sin darse cuenta de que ni siquiera se conoce a sí mismo, porque él se refleja en cada uno de sus personajes, que hablan exactamente como él jajaja. En fin, paciencia, divino tesoro.
    Un placer tenerte por aquí, como siempre.
    Nos leemos!!

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