domingo, 6 de abril de 2014

EL SECRETARIO: EL VIAJE (VII)

Había ganado el primer duelo contra Marie Panphile. Con mi discreción habitual, poco me faltó para dar saltos de alegría y restregárselo por el morro, pero decidí que eso no era ni elegante ni educado, así que me limité a recostarme contra la silla y mirarla con aire de triunfo.
Ella entrecerró los ojos, pero se mordió la lengua para no darme más motivos de alegría.
Alain, que para variar no se enteraba de nada, nos miró a las dos con ternura.
-Estoy seguro de que acabaréis queriéndoos -dijo, con una de esas sonrisas que me hacían pensar que había algo en él que no era de este mundo. No se podía ser tan inocente.
Madame Panphile estiró los labios en algo similar a una sonrisa y yo disimulé mirando el reloj.
-¡Qué tarde es! Salgamos ya o no nos dará tiempo a ver nada -exclamé, sin que se notara para nada que tenía unas ganas terribles de salir de allí.
Dedicamos lo que quedaba de tarde a visitar París. Ains.  París, París, París...
Cuando regresamos, ya cenados por si acaso (mostaza una vez sí, dos ni de coña), decidí aprovechar que no había nadie a la vista para colarme en su cuarto. Pondría el despertador para levantarme pronto y volver al cuarto de las ratas para que Madame Panphile no supiera que habíamos dormido juntos.
-Eres malvada -decía Alain mientras besaba mi cuello, ya dentro de su dormitorio.
-No confundas inteligencia con maldad, chouet...
Besos, arrumacos, risitas... y un carraspeo que nos hizo saber que no estábamos tan solos como creíamos.
La mano de Alain se detuvo a medio camino de una de esas partes de mi anatomía que no solía pronunciar y le faltó poco para ponerse de firmes.
-No en esta casa.
Parpadeé un par de veces, sin saber si era posible que hubiera alguien tan cortarollos.
-Madre, llevamos tiempo viviendo juntos, te aseguro que no es la primera vez que dormimos juntos -dijo Alain.
Le di un codazo. Decirle eso a su madre no haría nada por mejorar su opinión de mí.
-Podréis vivir sin... tocaros... mientras estéis en mi casa -respondió ella, uniendo sus manos como si rezase-. Aquí respetamos las tradiciones. Nada de cama antes del matrimonio.
Lo reconozco, tendría que haberme reído, que era la reacción más lógica, pero suspiré de resignación. Podía ver por su sonrisa satisfecha que había ganado este combate.
Antes de que Alain dijera nada, le di un beso de buenas noches y me encaminé hacia la ratonera. 
No habría achuchones durante unos días, de acuerdo, pero tampoco peleas abiertas entre Marie Panphile y yo. Todo fuera para mantener la paz... o para pelear con más fuerzas otro día.
Cuando llegué al cuartucho donde dormiría, la sonrisa satisfecha de Alexia desde las fotos me hizo pensar que esas vacaciones serían una dura prueba para mi paciencia.

Marie Panphile 1 - Arwen 1

sábado, 5 de abril de 2014

SOBRE RESEÑAS... Y MADUREZ

Cuando decidimos hacernos personas públicas, es decir, desde el mismo instante en que damos a conocer nuestro trabajo para que otros lo lean, estamos expuestos a las críticas. Es tal vez lo peor de todo esto, lo más complicado. Porque... ¿sabemos reaccionar ante ellas? ¡¡NOOOOOOOO!!

Por lo pronto, como hay que empezar por algún lado, tenemos que distinguir en las reacciones ante una crítica buena y una mala.
-Crítica buena: súper creíble, tú sí que sabes apreciar lo bueno, te adoro, has reflejado palabra por palabra lo que pienso... Pues sí, esta es la reacción de la mayoría de la gente ante una crítica de esas que te sacan los colores (y no por su calidad, precisamente). Al reseñador todo le parece maravilloso, desde los personajes hasta las descripciones (aunque no las haya siquiera), la historia es lo mejor del mundo... y además nos considera buenos autores y mejores personas. Por desgracia, es el tipo de reseña que más abunda.
-Crítica negativa: me odias, me envidias, quieres perjudicarme porque me odias y envidias, no dudo que eres otro autor y tratas de fastidiarme las ventas... Pues sí, esta también es la reacción típica ante este tipo de crítica. El autor siempre se lo toma como algo personal. 

Sin embargo, pensémoslo con detenimiento. ¿Cuántas críticas negativas, realmente malas, vemos por ahí? ¿Pocas, ninguna?
¿Por qué?

Analicémoslas. Las pocas críticas "negativas" que yo he visto por ahí, no lo son realmente. Son reseñas que señalan los defectos que, en opinión del reseñador, existen en la historia. De acuerdo, no le ha gustado y osa decirlo. ¿No tiene derecho a expresar su opinión, siempre desde el respeto?
Al parecer NOOOOO. Porque recordemos que toda reseña negativa la hace ese autor que te odia/envidia y quiere quedarse con tus ventas. Esos defectos que ve no son reales, porque tu historia es perfecta. ¿No lo dicen acaso todas esas otras reseñas que dicen que eres buen autor y mejor persona? 

Por favor, crezcamos de una vez.
Entre las pocas o muchas personas que nos leen, habrá gente a la que no le guste lo que hacemos, y también tienen derecho a vivir y expresarse. Incluso si son autores. Se exige "compañerismo" a la hora de reseñar, como si al poner no tan bien tu libro, siendo además autor, fuera todavía peor. Se sospecha algún móvil oculto. Recordemos que el autor es también lector y, como tal, tiene su opinión. No por hacer lo mismo tiene la obligación de alabarte si no lo mereces en su opinión. Si no nos gustan los corporativismos en otros ámbitos, ¿por qué se exigen aquí como única posibilidad?
Si nos dicen que nos faltan descripciones o hay alguna errata, ¡igual es cierto!

En definitiva, no solo se necesita un cierto grado de madurez, sino que tenemos que asumir que, siendo profesionales, no podemos exigir que nadie retire una reseña negativa solo porque creemos que miente y se hizo para dañarnos.
La actitud ante este tipo de hechos es:
-Aceptar que no podemos gustar a todos y que algunos nos dirán su opinión.
-Aprender de ellas cuando nos señalen errores.
-Ignorarlas. Si se entra a trapo, solo se consigue darles notoriedad (y esto también vale para las famosas estrellas de Amazon). Si se monta un escándalo solo se consigue quedar como una persona inmadura y poco profesional.
-Ser profesional, lo que implica todo lo anterior, para empezar.

De acuerdo, es complicado, pero es algo que se aprende, o debería.