sábado, 5 de marzo de 2016

SOBRE REENCUENTROS FELICES

No sé si os ha pasado alguna vez, pero, cuando escribes series de libros, es muy posible que no las escribas seguidas, sino que intercales otras obras entre obra y obra.
A mí me pasó algo curioso cuando empecé la serie de Rultinia, "Mi honorable caballero".
Escribí la primera parte de una sentada, la corrección me llevó un tiempo largo, la que más me ha costado con diferencia. La presenté a un concurso que no ganó, pero luego la editorial Ediciones B-Selección RNR la contrató. Por diversos motivos, la publicación se retrasó... el caso es que la publicación fue una odisea. Y fue bien, más que bien, vamos que todavía da guerra por ahí, qué voy a decir de sir Benedikt y Cassandra, que son de mis favoritos jaja. Rultinia es un mundo especial para mí, por la mala gente que lo habita, por el trabajo que conlleva para mí su creación, porque hay que estar de un estado de ánimo muy particular para poder meterse ahí a sabiendas...

El caso es que las tres obras que completan la serie están pensadas de sobra. Si tengo hasta los títulos, con lo que yo soy.
Cuando empecé a escribir la segunda parte, llevando un buen trozo, yendo a buen ritmo, todo lo que había ocurrido mientras iba a salir la primera hizo que le cogiera un poco de manía a Rultinia. Lo reconozco, la obra no tiene la culpa. No fue un bloqueo, ni mucho menos. Durante meses intenté retomarlo y surgían ideas sin problema, el tono era el adecuado, los personajes me gustan... y... no. Supongo que no era su momento. Necesitaba reposar, como el buen vino.

Han tenido que pasar meses, vamos, dos años desde que empecé a escribirla para poder reencontrarme felizmente con el príncipe Peter y Barbara. Y parece que fue ayer cuando empecé. 
También es cierto que no doy el tiempo que ha pasado por perdido. He escrito y publicado muchas otras cosas y aprendido mucho más. Ahora, poco a poco, todo va surgiendo como debía ser. El tono es el que debía ser. Los personajes no me dan ganas de asesinarlos, y es muy posible que Peter llegue a ser rey, después de todo y no mueran todos al final, como si fuera una obra de Shakespeare.

No sé qué ocurrirá con ella, pero al menos tiene pinta de que la acabaré, que no es poco. No me gusta dejar las cosas a medias. Es lo que tiene tener el año cubierto y poder tomarme el tiempo que necesite para hacer lo que quiera.

Dice Alain que en el fondo lo que debería admitir es que me van los uniformes y las espadas. Vale, lo admito. Como si yo lo hubiese ocultado alguna vez. ¡Vivan los húsares de Rultinia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos los comentarios del blog están moderados. Recuerda que la paciencia es una virtud.