viernes, 27 de mayo de 2016

EL SECRETARIO 3-4: EL TRUCO DEL COSMOPOLITAN (1)

Es algo por todo el mundo conocido que el mejor modo para olvidar un disgusto es trabajar o, al menos, mantenerse entretenido. Yo tenía miles de cosas que hacer, novelas que acabar, historias que empezar, e incluso alguna vieja que podía corregir, pero la verdad es que cuando me siento mal, estoy cabreada, lo último que me apetece es escribir… o al menos romántica. Si al menos fuera algo de matar secretarios franceses…
Así que dedicaba mis días a mirar las musarañas, afilar lápices, comprar por internet, observar las vistas, y a hacer de todo menos nada bueno.
Y Lorito la verdad es que tampoco ayudaba demasiado, porque si hay alguien más vago en este mundo que yo, es él. Si yo trabajaba, suponía que él tendría que hacerlo, así que nada de miradas de «trabaja, trabaja» por su parte. Ni aunque hubiera sabido ponerlas sin que yo me riera en su cara.
Así sin darnos cuenta, había pasado una semana… ¿o dos? La verdad es que no tenía mucho control sobre el tiempo, ni sobre nada. Los días se deslizaban sin novedades, todos iguales. Solo de vez en cuando Alexia llamaba para saber si sabía algo de Alain, pero un día dejó de hacerlo, al darse cuenta de que no iba a volver.
Yo ya lo había asumido. A ella le costó más, pero ya sabemos que Alexia es un poco corta. Me pregunté si, ahora que él no estaba, ella dejaría de odiarme…
Y entonces fue cuando empecé a preocuparme de verdad. ¿Tan deprimida estaba que hasta pensaba que Alexia y yo podíamos llegar a ser amigas?

        

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos los comentarios del blog están moderados. Recuerda que la paciencia es una virtud.