viernes, 10 de junio de 2016

EL SECRETARIO 3-5: VIDA NUEVA. PUES QUÉ BIEN...

—¿Quién es usted y qué ha hecho con mi adorable jefa?
Enarqué una ceja y miré a Lorito con cara de pocos amigos.
—Yo a veces me peino. No sé por qué me miras con esa cara de sorpresa.
—No es que no estés guapa, que tú siempre estás guapísima. Eres la más guapa de las jefas del mundo… —Puse los ojos en blanco. Era pelota hasta el hartazgo—. Es solo que pareces una señora. Una señora seria…
Parpadeé.
¿Seria? ¿De verdad? Estuve a punto de reír, pero no tenía ganas. Hacía días que no tenía ganas de reír, pero había decidido que iba a cambiar, que iba a dejar atrás mi vieja vida, y aquel cambio de peinado era el primer paso para ello. Tal vez ser seria de una vez no era una mala idea.
Esbocé una sonrisa ladeada que le hizo dar un paso hacia atrás.
—Algunos dirían que ser seria no es malo. ¿No es lo que siempre decís los secretarios, que las autoras de verdad son serias?
No tuvo otro remedio que callar. Más le valía. Sabía que no estaba de los mejores humores posibles desde que Alain… en fin, que no estaba de los mejores humores posibles.
De todas formas, ¿qué podía decir, si tanto él como su amiguito francés se habían tirado casi dos años dándome la tabarra con que tenía que portarme como el resto de las autoras?
Pues ahora les iba a dar la razón para variar, aunque solo fuera por hacer algo, porque si no hacía nada iba a reventar.


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